El almiquí de Cuba (Solenodon cubanus) es junto con el almiquí paradójico ( de Haití ) una de las dos especies de la familia de los Solenodóntidos. Esta especie es endémica de Cuba, descubierta en 1861 y como todas las de solenodonte está en peligro de extinción. Este insectívoro posee una mordida venenosa, usada probablemente para inmovilizar presas tan grandes como una rana. Es una especie de mamífero insectívoro, de hábitos solitarios . Este animal es un verdadero fósil viviente, de cuyos antepasados se han encontrado huesos que datan de hace 30 millones de años , un mamífero primitivo, y de los pocos que poseen veneno. El almiquí suele tener hábitos nocturnos y se refugia en madrigueras excavadas en la tierra . Este pequeño animal es de color pardo oscuro o negro con el hocico y los hombros de un blanco- amarillento y posee una longitud total de 53 centímetros, anda en zigzag y su saliva es venenosa: el segundo incisivo de cada lado de su mandíbula inferior tiene una ranura comunicada con una glándula venenosa, de donde proviene su nombre latino Solenodon, “diente surcado”. El veneno es muy activo: cuando dos de estos animales se encuentran y se pelean ocurre que uno de los dos muere envenenado a causa de las mordeduras del rival. Su cabeza presenta un hocico que termina en una punta moldeable y a ambos lados se localizan las fosas nasales, de ojos pequeños y orejas casi ralas y redondeadas. Un ejemplar vivo fue capturado en septiembre del 2003. El mismo fue nombrado “Alejandrito” y toma su nombre del campesino que lo descubrió.